Amores Perros: tres vidas entrelazadas

Angeles Zúñiga
4 min readDec 28, 2020

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En las calles de alguna ciudad Mexicana se escucha una respiración fuerte. También las llantas y frenos de varios carros. Caos total. Una persecución audaz. “¿Qué hiciste, cabrón?” grita alguien con angustia. Hay sangre, mucha sangre. Un perro herido, dos jóvenes desorientados y los del carro de atrás vienen armados. Si algo está claro, es que esta es una situación turbia y alguien está destinado a salir herido. Y de la nada, un choque. No solo un choque físico entre dos vehículos, sino un choque narrativo, en una ubicación espacio temporal en la que tres historias, tres amores y tres dolores se entrelazan para dar rienda a esta película cargada de atmósfera y emoción. Amores Perros (2000) es nada más y nada menos que el debut del gran director mexicano Alejandro González Iñárritu. Es también parte de la Trilogía de la Muerte, junto a 21 Gramos (2003) y Babel (2006).

Aunque larga y sobrecargada de diálogo, Amores Perros no es para nada una película tediosa. El director hace un trabajo estupendo en llevar a la audiencia al borde a menudo, manteniendo así la emoción y la intriga. La película sigue la historia de tres grupos de personas, quienes están unidas por un incidente común. Está dividida en tres segmentos, cada uno lleva el nombre de una pareja (no necesariamente romántica, como en el caso de El Chivo y Maru, en el cual se describe una relación padre e hija.

A pesar de que, en términos de la narrativa, el accidente es el punto de convergencia, el paralelo más evidente es entre la relación de los perros con sus respectivos dueños. En las tres historias estos animales juegan un papel principal, casi tanto como el de los protagonistas humanos. Los perros sirven como un motor para impulsar la historia y traer a luz las verdades que yacen en las vidas de sus cuidadores. Como lo dice Andrea Imaginario “Si en Octavio y Valeria su relación con sus perros son detonantes de pasiones impulsivas, que no les permiten medir las consecuencias de sus acciones, para el Chivo, la violencia de Coffee es ocasión de redención.”

Incluso la raza de los perros juega un papel importante. Por ejemplo, Cofi es un rottweiler, un perro rudo, que refleja tal vez el tipo de perro el cual es conveniente tener en un barrio como en el que vive Octavio (Gabriel García Bernal), ya que este puede servir como guardián de la casa. Por otro lado, Richie, el perro de Valeria (Goya Toledo), es un maltés. Un perro de raza, costoso y un tanto inútil en términos de protección, ya que ni siquiera camina mucho; Valeria lo carga a todas partes, cual bebé. El Chivo (Emilio Echevarría), ya que es una persona de escasos recursos y pocas posesiones, pues adopta a cualquier perro que se le atraviese, la mayoría mestizos y con poco esfuerzo de mantenerlos aseados.

Los perros son, de una forma, una reflexión de sus dueños y su entorno social. Sobre esto, Alejandro Solomianski dice que “esta representación intenta hacerse cargo de la totalidad social, es decir, que apunta a representar todos los niveles sociales y a los sistemas de relaciones que los unifican en una totalidad, aunque esta totalidad sea marcadamente incoherente y esté perversamente integrada, o si se prefiere, alienadamente des-integrada.”

Aunque los personajes principales dicen amar a sus mascotas, se podría discutir que el único que realmente ama a estos animales desinteresadamente es El Chivo. Valeria y Octavio definitivamente sienten cariño por sus animales, pero Octavio no duda en arriesgar a Cofi en las peleas de perros para ganar dinero, y Valeria solo se queja de que Richie se metió al hoyo, pero no llama a los plomeros, bomberos o nadie más para tratar de rescatarlo. Esto se basa en que ella depende emocionalmente de las decisiones que toma Daniel (Alvaro Guerrero), quien no está dispuesto a dañar el piso para rescatar a la mascota. Esto resulta en Richie pasando varias noches atrapado entre las tuberías. Cuando los perros de El Chivo son asesinados por Cofi, el personaje expresa un dolor evidente, e incluso se rehúsa a matar al mismo Cofi. Un sicario mostrando compasión por un animal? Definitivamente demuestra que su amor por los perros es su principio más fundamentado.

La ópera prima de Gonzalez Iñárritu es difícil de digerir para aquellos que buscan entretenimiento ligero. Para audiencias más ávidas, esta película presenta un reto intrigante, una obra rica y estimulante. Un microcosmo de situaciones sociales complejas e interrelacionadas, en las que la violencia, las mascotas, las clases sociales, el amor y el deseo juegan papeles casi más tangibles que los humanos que los personifican.

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Angeles Zúñiga

Taking a multidisciplinary approach to life. Education, film, sustainability and travel.